Dream as if you´ll live forever. Live as if you´ll die today.

lunes, 21 de octubre de 2013

MI CASA

El momento exacto de tus pies fríos en mi espalda.
Y mis manos rozando tu pelo. Y tus orejas.
Preocuparte por si mis lágrimas dejarán de caer,
Cuando tu cuerpo se despide del mío. Nosotros no.
Nosotros no nos despedimos. Nosotros permanecemos siempre cerca.
Porque en mis noches tus pies rozan mis piernas,
cada noche.
Y huelo tu piel cuando me acerco a tu nuca.
Y noto tus manos entre mis piernas. Y ese calor.
Ese buen calor.
El saber que genéricamente estar es un verbo mal usado.
Porque tú estas en mis noches, y en mis días.
Tal vez nuestros cuerpos no, pero tu esencia…
Tú esencia es la que me hace saber que estoy en casa.

Que eres casa. Mi casa. 


viernes, 4 de octubre de 2013

Tropiezo y tropiezo

No quiero perderte, no quiero sentirme sola, no quiero que dejemos de ser uno, no quiero ser ese dos que no va a ningún lado. No quiero derramar tantas lágrimas, como ahora, que no caben en mi cara. No quiero sentir frío de la lejanía que muestran tus palabras. No quiero. De verdad que no quiero sentir lo que siento en este momento. Y escribir cuando estoy triste, ni sentirme poco querida y tal vez sola. ¿Soy caprichosa? Pues este capricho me parte por la mitad. Y no, no quiero eso. Yo quiero ser tu mitad. La mitad que me falta en estos momentos.  



miércoles, 17 de julio de 2013

La historia en la que todo ocurrió sin querer. Pero queriendo.

Le quería. Fue sin querer. Y sin querer pasaron los días. El tiempo le acercaba a él. A su aliento. A su piel. Y sin querer descubrió qué decían sus ojos. Decían que nunca se habían muerto de amor. Y que ése día era la primera vez que veían esa ráfaga de luz. Por fin veían luz. Fue sin querer como esta niña se hizo mujer. Entre esas noches. Entre ese calor. Cada día ella se despertaba en sus sábanas, sin quererlo a penas, para quererle más. Para agarrarse a esa dulzura que él solía esconder. Tierna y frágil, él le hizo ser una mujer fuerte, allá donde fuera. Se llamaba María y creía en algo. No importaba cómo ni cuándo, pero no dejaba de creer en los dos. En esa magia que sin querer una noche se encendió. Cada noche, María besaba su foto, la de esa noche donde soplaron al viento y avivaron esa magia. Ella besaba y soplaba por ellos. Él se llamaba Daniel.

Él.

Su primer, único y verdadero amor.


miércoles, 5 de junio de 2013

123 días sin nosotros.


Escribir cuando estoy triste. Y ¿para qué? Siento que me pesa este cuerpo mío, que a veces deja de funcionar para volverse un ser inerte. Mi mundo debe esperar. Siempre esperar. Y esperar. Y después de esa espera volver a hacerlo. Ese nosotros que antes éramos. Todo aquello que nos diferenciaba de los demás. ¿Se ha perdido? Dime, ¿dónde está?, por favor. Me da miedo hacerme la pregunta de si seguimos siendo ese nosotros. Y si no es así, si lo volveremos a ser. Cansancio y miedo. No ver más allá. No pensar. No sentir. Mejor dejar pasar el tiempo, volverse de piedra y esa dureza manchada de tierra enfrentarla a los días que llegan. A esas esperas. Intento no tener conmigo ese miedo que me persigue. Inerte, pequeña, sin luz. ¿Dónde está mi valentía? Que alguien me la devuelva, por favor. Supongo que ahora escribo porque estoy triste, tal vez hueca con sensaciones que quiero aplacar y no sé cómo. Siento que me pisoteo, que no me valgo. En cambio, apuesto por este nosotros y por ti. Pero no por mí. Y duele. Aunque no quiera sentirlo, pero sí. Duele sentir que nadie te coge la mano. Ojalá sintiera que estamos en un mismo camino, ojalá creyera que no te has apartado de él. Ojalá mi corazón no pensara que has dejado de sentir como antes. Tengo miedo. Apuesto, intento estar. Estar ahí, incondicionalmente. Pero me siento sola. No correspondida…  por momentos. Otros instantes hay algo que revive en ti, otros tantos no. Tengo miedo. Intento ganar ese miedo a mi favor y volverme cada día con una sonrisa. ¿Es necesario? ¿Está siendo necesario? Yo al menos lo necesito. ¿Dónde está tu dulzura? También la necesito. Necesito quererte para ser feliz. Pero eso sí, necesito que me quieras. Y que lo hagas cada día.


Nos necesito. 

sábado, 26 de enero de 2013

Los días que me separan de ti



Tú, eres un nosotros. Yo, soy el miedo a perderte. Mis pulsos dejan de funcionar de vez en cuando, la cordura se la lleva el viento. Me duele. Me duele por ti. Por ese “nosotros”. Soy una imbécil. No tengo argumentos para poder convencerte de nada. Sólo… pedirte que no te vayas. Por favor... Me partiría en dos. Siento darte motivos para poder hacerlo. Soy una tonta, una retonta. Trato de no pensar, intentar no sentirme así. Pero me veo frágil y pequeña a tu lado. Lucho con ser fuerte y crecer para ponerme a tu altura. Pero… en ocasiones vuelvo a sentirme una colilla tirada en el suelo. No quiero que ocurra. No quiero por ese “nosotros”.  No quiero hacerte daño nunca. Nunca en la vida. En esta que tenemos. Quiero hacerte feliz cada día. Quiero que seamos los amantes más felices del mundo. Por favor, perdóname.
¿Quererte? Eso es muy poco, amor mío. 


sábado, 19 de enero de 2013

Bad luck, mon freixenet


Muecas retorcidas, empuñaduras sucias.
Miradas falsas y abrazos sin agallas.
Vosotros, espejos descuidados paseáis sin calzado en mi espalda.
Esta espalda que se retuerce en mi cama.
Ustedes, amargos seres, amargos licores,
ustedes voláis sin precedentes, sin lujos, sin gloria.
Pero sí con penas.
Este pasillo me ahoga y sus paredes me atrapan.
En el 93 tú oías a la niña que latía en tus venas.
Pero hoy no hay recuerdo.
Ya no es niña. Disculpa, ya no es tu niña.
Y vosotros, penosos de amor, faltos de respeto.
Violentas palabras, dolor en las costillas.
Primera vez que pasó el tren del desencanto, de la completa desilusión.
Y qué pena sentías al ver caer tantas lágrimas juntas,
desde un mismo lagrimal.
Y tantas personas unidas en tan pocos metros cuadrados,
tantos años vividos.
Pálidos rostros, oscuras personas. Trapos tristes. Flores simbólicas.
Y pañuelos mojados llenos de impotencia.

¿Verdad que así no merece la pena cerrar los ojos y esperar la llegada de un 2013?
Jodido Dios y su reparto. Así no.