Dream as if you´ll live forever. Live as if you´ll die today.

viernes, 25 de febrero de 2011

Iguales

¿Por qué? Eh dime. ¿Por qué no me puedo enamorar de alguien que no es como yo? Si ella me acepta tal y como soy, si me escucha, si me mira, si se ríe conmigo... ¿Por qué no me pueden tratar como alguien normal? No debería de emocionarme tanto, a veces soy tan sincero... Creo que no debería serlo tanto, al final acabo haciéndome aún más daño y con el que tengo ya es suficiente. La gente no entiende nada. Ni mis padres, que son los que mejor me conocen. Que siguen sin entender que alguien como ella se pueda fijar en alguien como yo. Y me da rabia, mucha rabia. Porque ella me mira con buenos ojos, porque su intención no es protegerme ni tratarme de manera especial. Porque ese trato "no especial" hacen que sea la única que me trata diferente, y por lo tanto especial, tal y como soy. Soy una persona con síndrome de Down de los pies a la cabeza y para ella eso no es ningún problema. Porque soy ante todo una persona  y eso es lo más importante.
Al menos ella me lo ha enseñado así.

She´s marvellous

domingo, 20 de febrero de 2011

¿Se puede ser más felices que nosotros? Sí.

Dos sociedades, a un lado una perspectiva algo familiar a la que estamos terriblemente acostumbrados a no hacer uso de la valoración. A no valorar lo que nos viene dado desde bien pequeños que somos. A no entender por qué cuando eres pequeño tienes una papilla que mamá y papá te han hecho, una mantita que te abrigue o un hogar donde vivir y sin embargo alguien igual de pequeño y minúsculo como tú no tiene lo que para nosotros es tan necesario. Porque ese ser tan pequeño se merece una camita donde dormir, con una manta como la tuya que le abrigue y no pase frío o simplemente un grifo de donde beber agua, agua potable. Esa es la vida, la perspectiva a la cual este lado de la tierra se está acostumbrando de manera incorrecta a vivir. Pero si lo miras desde otro punto de vista, nosotros somos los que vivimos mal, disgustados, con prisas, si apreciar lo que tenemos, que no es poco. Nosotros no somos ni una quinta parte de lo felices que lo son ellos. Ellos que tienen enfermedades sin apenas saber pronunciar el nombre de dicha enfermedad, ellos que tienen un casita construida por si mismos o que ni siquiera la tienen, ellos que recorren kilómetros y kilómetros en busca de agua, agua que comparten con todos, porque ellos comparten cada centímetro o milímetro que tienen a su disposición, porque compartir para ellos es algo natural que les viene dado de serie como a nosotros nos viene dado el egoísmo. Y por eso son felices, porque viven el día a día sin apenas saber leer un reloj que les marque la hora, porque pueden jugar con los restos que nosotros tiramos a la basura y es así como más felices se pueden llegar a sentir. Ellos que viven en un mundo injusto, donde sí que hay fronteras, donde no pueden ser tan libres como nosotros lo somos, donde luchan por unas condiciones de vida parecidas a las nuestras, ¡qué ilusos ellos!, ¿no? Y si me lo preguntas quizás deba contestar que siento envidia por ellos, envidia de cómo saben vivir sin apenas ser conscientes de cómo lo hacen ni de tener consciencia de lo terribles que son sus vidas, porque no tienen tiempo como nosotros lo tenemos de pensar en eso. Porque están muy ocupados siendo muchísimo más felices que nosotros.


miércoles, 16 de febrero de 2011

Deja llevarte por mundos ajenos

La música me desnuda, me deja sorda con su tierna melodía con la que me cautiva. Con sus pasos rítmicos que hacen mover extremidades sin apenas sentirlas, perdiendo el control de mi misma, de mi mente, de mi ser. Ciega me quedo, sin aliento... no puedo ver, solo en mi mente imágenes de sonido que atraviesan paredes que ha creado el corazón y que no sienten dicho enrevesamiento, que huelen el olor a melodía que se escapa de mi alma, que buscan refugio en la canción creada por mis cuerdas vocales. Dejo caerme al suelo sin que el golpe creado por la gravedad existente me haga sentir dolor alguno. Tarareo esa música que me ha atravesado por dentro y por fuera y en ese momento se me escapa una sonrisa de eterna felicidad.  

domingo, 13 de febrero de 2011

El lado ¿bueno?

Una ostia en la cara es lo que a veces nos hace falta para darnos cuenta de la realidad. Realidad que no nos gusta, ya que lo que realmente nos gusta es la “realidad” que nosotros vamos  creando. Hoy me he llevado una ostia, no de estas de romper a llorar, pero sí de las que duelen. Y duelen porque uno se hace falsas ilusiones de algo que sabe que no va a llegarse a cumplir. Pero esa ilusión te ciega y no te permite ver la verdadera realidad a la que sin darte cuenta te estás sometiendo y que tarde o temprano va a terminar por causarte un fuerte dolor. A veces creo que es necesario que a uno le pasen este tipo de cosas, no me refiero al sufrimiento que esto conlleva, sino al pararse a pensar al menos cinco minutos lo que realmente es bueno para nosotros, aunque nuestro corazón no lo vea de esta manera. Porque nuestro corazón a veces nos lleva por caminos equivocados, caminos donde la realidad se va perdiendo paso a paso y en cambio a nosotros se nos va iluminando la cara conforme va pasando el tiempo haciéndonos sentir especiales. Y yo me pregunto, ¿especiales por qué? Quién narices soy yo que tenga que ser más especial que otra persona. Y es aquí cuando nos llevamos la ostia y esa merecidísima bocanada de humildad. Si, humildad… eso que a veces perdemos sin darnos cuenta y que tan importante es en las personas. O al menos eso creo yo. Y por eso intento sacar el lado bueno cuando me dan una ostia en toda la cara. Al menos es la única forma de que vivamos con los pies bien apoyados en la tierra sin hacer películas donde no las hay y sin creernos lo mejor del mundo. Porque por muy importante y necesario que sea sentirse especial y único hay ocasiones en las que no debemos pensar ciegamente en eso. Porque cuando recibes una ostia debes recibir al mismo tiempo otra de humildad. Así es como podemos ver el lado positivo en estos momentos. ¿Es triste?, yo creo que más que triste, es necesario.

sábado, 12 de febrero de 2011

Pretty mom.


"Ella me dio la vida". Vida que obtuve de dos personas increíblemente buenas. Hoy, un día terriblemente triste. De esos días en que uno da gracias a Dios sin apenas creer en él por haber tenido tanta suerte. Por haberme dado una persona tan especial como ella. Quiero dedicarle este día en el que a uno se le revuelve un poco la tripa y se para a pensar "¿Qué haría yo si no estuviera ella?". Tan solo hacerme esa pregunta y se me cae el mundo al suelo y yo con él. Y apenas puedo levantarme. Solo pensar que el vivir sin ella me hace derramar infinitas lágrimas. Lágrimas de dependencia por ella, por la persona que necesito día a día a mi lado. Porque ella es mi sitio de refugio de todos mis males, mi gran balanza de equilibrio, mi abrazo, mi gran fuerza. Tantos años a su lado han hecho que cree una dependencia por ella. No puedo estar más de un mes sin ver su rostro, porque eso me mata por dentro; comprobado está. Su olor, ese tierno olor a hogar me hacen ser apasionadamente feliz. Solo tengo palabras de agradecimiento. Y de admiración y orgullo. Ella es una mujer fuerte, que rompe con todo sin hacer el mínimo daño. Que se viene abajo por momentos y que cuenta con muchísima gente que la levante. Ella, que tiene un sentido del humor característico, que me sabe entender como nadie y que me da los mejores consejos que pueda escuchar. Ella, que me quiere por encima de todo, sin condición. Y yo, que la sufro, la venero, la tengo, la huelo, la siento.LA QUIERO.
 

miércoles, 9 de febrero de 2011

Hoy... no consiento.

No me creo nada, no creo nada que venga de ti. No me mientas ni me vendas cualquier cosa que creas que pueda creerme. No seas patético, porque no me creo nada. Por mucho que tú digas, actúes y ejecutes no creo nada, absolutamente nada. Porque sé que ahora te lo crees incluso tú, pero va a llegar un día, tarde o temprano que volverás a mí, a cometer el daño que ya has causado tantas veces. El miedo es lo que quizás me ha hecho ver que no puedo creerte, que no puedo quererte porque no es amor. He podido llegar a odiarte, a desear tu muerte cuando te tenía a menos de un centímetro gritándome, insultándome, pegándome y haciéndome sentir la más mierda de mundo. El miedo a verte, a encontrarte por la calle, me hacen sentir pánico, escalofríos. Por tu culpa no puedo dormir, cuando estoy despierta me imagino que vienes a por mí y aun no sé qué es lo que vienes a buscar porque sabes que no te voy a dar nada. Y cuando duermo, tengo pesadillas, pesadillas contigo. Me has hecho cambiar como persona, como mujer, como madre. Me has hecho sentirme fea cuando no lo estaba, sentirme poco querida por los demás cuando lo estaba, me has hecho sentirme culpable cuando he sido la víctima, me ha hecho sentir mucho pero que mucho dolor cuando no lo merecía. Y con todo esto, pretendes que te quiera como te quise en su momento. Cada día, cada noche, maldigo el día en que te conocí en ese parque. El día en el que un muchacho se me acercó y me dijo que se me había caído la chaqueta. Qué inocente pude llegar a ser, qué tonta y qué rápido me enamore de ti. Como te he podido aguantar, a ti, a tus celos, a tus miradas de odio, a tus insultos. Hoy me he mirado al espejo y no me he podido reconocerme. Me has hecho cambiar, y ahora intento darme cuenta de todo. Desde hace tiempo no te quiero, y hoy por fin puedo decírtelo alto y claro sin sentir ese miedo que me ha estado persiguiendo todo este insufrible tiempo. He aprendido mucho, sobre todo he aprendido a quererme a valorarme y a saber que sola se está a veces mucho mejor. No quiero nunca más tu compañía, porque nunca me creeré que hayas cambiado. La gente no cambia, lo disimula por momentos y en tu caso ni eso. Qué pena para ti.



martes, 8 de febrero de 2011

María.

Estoy metido en un lío  y no sé cómo voy a salir. Me buscan unos amigos por algo que no cumplí. Te juré que había cambiado y otra vez te mentí. Estoy como antes colgado y por eso vine a ti. Agárrate fuerte a mí, María. Agárrate fuerte a mí, que esta noche es la más fría y no consigo dormir. Agárrate fuerte a mí, María. Agárrate fuerte a mí, que tengo miedo y no tengo donde ir. Mañana cuando despiertes estaré lejos sin ti. No creo que pase nada de otras peores salí. Si acaso no vuelvo a verte olvida que te hice sufrir. No quiero si desaparezco que nadie recuerde quien fui. Agárrate fuerte a mí, María. Y no llores más por mí. Volveré por ti algún día y escaparemos de aquí. Agárrate fuerte a mí, María. Agárrate fuerte a mí que tengo miedo y no tengo donde ir...




jueves, 3 de febrero de 2011

PROMESA:
La playa, el sol, la arena que se mete por sitios recónditos, el bienestar generalizado. Eso es, tú y yo, la soledad que nos quiera acompañar, la inexperiencia de lo que nos tocará por vivir. Eso es, sin aparatos electrónicos, con desconexión a internet, sin ruido ni contaminación. Eso es, una playa, mejor dicho nuestra playa. Una promesa, entre tú y yo, sin nadie que nos mire, desnudas paseando por esa playa. Una hoguera, una tienda de campaña, una maleta diminuta, comida para unos días, una cámara, la guitarra. Y la mejor de las compañías. Tú y yo.