Parece que fue ayer cuando una chiquilla con sus muelles nike, su colgante de oro y su pelo pelirrojo me dijo "Hola yo soy Sashen". Ese primer "hola" sinceramente no tuvo en mí ni la más mínima importancia... como si no hubiera oído nada. Y el tiempo pasó, o eso parecía... ambas cambiamos, del verbo cambiar me refiero a estéticamente. Nosotras como seres humanos seguíamos igual, siendo las que éramos. Y lo que me viene ahora a la mente fue la llegada un día de Agosto del 2009, un día caluroso claro está... Una noche en la que volví a la playa, esa noche cambió "algo" entre nosotras. Aquella noche la volví a ver, pero algo me decía que esta vez iba a ser diferente. Nada cambió... bueno si, esta vez no me dijo "Hola soy Sashen", esta vez dijo "¡Ey! María ¿qué tal?". Aquella noche, en esa playa esa persona que para mí era una desconocida se convirtió sin saberlo, en un abrir y cerrar de ojos en alguien indispensable, en mi equilibrio, en mi bien estar... se convirtió en una verdadera amiga. Y ahora que lo pienso no sé ni cómo ni por qué sucedió. Pero es así. Aquella noche pasó, y esos días en la playa fueron pasando sin que nosotras quisiéramos. Porque no queríamos que acabara nuestro verano. Queríamos seguir haciendo lo mismo. Queríamos tomar el sol, reír de las tonterías que ponían en la tele, queríamos bailar, nadar como sirenas, queríamos abrazarnos y mirarnos fijamente a los ojos. Porque cuando ella me mira, no me hace falta decir nada. No hace falta hacer uso del lenguaje oral, no lo necesito. Eso no es lo indispensable. Y me pregunto por qué. Y a la vez me respondo rápidamente. Realmente sé por qué... puede que no hayamos estado juntas toda la vida, ni todos los momentos que se suponen que se deben vivir para conocerse de verdad dos personas. No, yo la conozco, digamos de "conocer" de verdad desde hace dos años, donde aquella noche calurosa de Agosto, ella se interpuso en mi camino con una dulce sonrisa. Ella me ha regalado momentos que no podrá nadie mejorar, ella sin necesidad de decir nada mediante palabras me lee la mente, sabe lo que pienso, al igual que yo intento adivinar lo que piensa. Y la verdad es que muchas veces acierto. A eso no me sé responder, no sé el por qué pero es así. Tenemos la capacidad de leernos la mente. De querer cosas a la vez y decirlas a la vez las dos en alto y sorprendernos de que la otra haya dicho lo mismo y reírnos... Si, reírnos... Algo que hacemos perfectamente es eso. Nuestra risa no se puede igualar con nada. No exististe momentos mejores con ella que esos. Y la mayoría de las veces a penas sabemos de por qué nos estamos riendo... pero ahí estamos como dos gilipoyas haciendo el idiota de una manera tan sana y saludable. Ahora mismo, mientras escribo estas líneas miro la hora. Y quedan 27 horas y 28 minutos para que en su DNI ponga que tiene la mayoría de edad. Aunque desvelaré el secreto de que ella nació a las seis de la tarde, así que haced vuestros cálculos de cuanto le queda a esta hermosura para ser un poquito más mayor.
Uff...mayor... no sé como tomar esa palabra. Porque a la vez de que te alegras de poder hacer cosas que no podías siendo menor, estás quitándote ese abrigo que tus padres te pusieron al nacer. Te quitas ese abrigo que te resguarda de cualquier cosa y te haces más adulto. Pero para ella eso no va a suponer un problema, porque ella desde hace tiempo anda con un chubasquero puesto. Ella ya es mayor, ya es adulta, y responsable cuando quiere. Pero lleva un chubasquero que hace que no le traspase el frío. Yo y otras muchas personas hacemos de chubasquero para ella. Intentamos resguardarla de cualquier mal... y yo desde luego intento abrigarla con bufandas a pesar de que ella lleve puesto ese chubasquero.
Con esta metáfora quisiera hacerte comprender que yo quiero seguir a tu lado. Seguir en este camino tan maravilloso que me brindó la playa de Salobreña a la que quiero homenajear en estas líneas. Quiero abrazarte cuando lo desees, cuando necesites un poco de calor. Quiero sacarte sonrisas para que tus ojitos saltones que un día me conquistaron puedan lucir con tu sonrisa. Quiero decirte todos los días gracias por estar ahí cuando nos necesitamos. Yo quiero vivir... vivir una vida en la que Sashenka Muñoz Abad sea una de las protagonistas. Te deseo aparte de toda la felicidad que pueda existir, que disfrutes este día y de todos los que lleguen.
Amiga... solo quisiera decirte, que nos espera una vida muy larga por delante. Espero que estés preparada. Yo lo estoy, es más estoy ansiosa de vivirla a tu lado.¡¡¡A POR ELLO!!!
Uff...mayor... no sé como tomar esa palabra. Porque a la vez de que te alegras de poder hacer cosas que no podías siendo menor, estás quitándote ese abrigo que tus padres te pusieron al nacer. Te quitas ese abrigo que te resguarda de cualquier cosa y te haces más adulto. Pero para ella eso no va a suponer un problema, porque ella desde hace tiempo anda con un chubasquero puesto. Ella ya es mayor, ya es adulta, y responsable cuando quiere. Pero lleva un chubasquero que hace que no le traspase el frío. Yo y otras muchas personas hacemos de chubasquero para ella. Intentamos resguardarla de cualquier mal... y yo desde luego intento abrigarla con bufandas a pesar de que ella lleve puesto ese chubasquero.
Con esta metáfora quisiera hacerte comprender que yo quiero seguir a tu lado. Seguir en este camino tan maravilloso que me brindó la playa de Salobreña a la que quiero homenajear en estas líneas. Quiero abrazarte cuando lo desees, cuando necesites un poco de calor. Quiero sacarte sonrisas para que tus ojitos saltones que un día me conquistaron puedan lucir con tu sonrisa. Quiero decirte todos los días gracias por estar ahí cuando nos necesitamos. Yo quiero vivir... vivir una vida en la que Sashenka Muñoz Abad sea una de las protagonistas. Te deseo aparte de toda la felicidad que pueda existir, que disfrutes este día y de todos los que lleguen.
Amiga... solo quisiera decirte, que nos espera una vida muy larga por delante. Espero que estés preparada. Yo lo estoy, es más estoy ansiosa de vivirla a tu lado.¡¡¡A POR ELLO!!!
TE QUIERO.