Dream as if you´ll live forever. Live as if you´ll die today.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Hasta pronto



 Todas las noches vienes a mi mente. A mis recuerdos. Tú y tu forma de ser os tengo grabadas en lo más profundo. Mis lágrimas caen. Pero no caen en balde, ni de cualquier forma. Aunque el llanto que me produzca recordarte es triste, también es un llanto esperanzador. Cada vez intento comprenderte más. Sentirte más cerca. Intento llegar a ti, donde quiera que estés. Cada noche recuerdo la cara de él, aquel silencio mutuo en que descubrí que ya dejaba de ser pequeña. Ese día empecé a madurar. Él me dio todas las explicaciones posibles y quieras que no, sus palabras empezaron a hondar en mí. Consiguió que me acercara más y más a ti. Sentía que estabas ahí, con nosotros. Como cuando cantamos con la guitarra. Los tres. Juntos.
Hoy no paro de acordarme la noche que decidiste irte para no volver. Es un recuerdo muy triste, lo sé. Pero hoy intento recordar lo más bonito. Yo era muy pequeña, una niña inocente que no entendía nada de la vida. Estábamos todos en casa y él se asomó a la terraza como una noche cualquiera. Y ahí estaba(s). Pasó delante de sus ojos, con temor, con miedo, con angustia. Pasó delante de sus ojos buscando libertad, tal vez otra salida. Pasó delante de sus ojos el cometa Halley. Y de repente, un flash. Un click. El cometa Halley eras tú. Fugaz. Veloz. Cargado de energía, esa que habías ido perdiendo con el paso del tiempo. Eras tú, que te despedías de tu alma gemela. Y te alejabas cada vez más y más, hasta que él no pudo divisar entre tantas estrellas aquel cometa que se había detenido para despedirse, que te habías detenido para despedirte. Ese si que sería el último “adiós”.

Sabes, no me gustan los adioses. Los odio. Son fríos, a veces hasta falsos. En cambio tú… sé que no dijiste adiós. Y lo sé porque te siento cerca. Me siento protegida. Y un adiós no hubiera hecho eso posible. Por eso, tengo la esperanza de que un día nos sentemos los tres y cantemos juntos y riamos y lloremos si hace falta. Así que te diré lo que nos dijiste hace quince años. “Hasta pronto”. 

lunes, 21 de mayo de 2012

Veni. Vidi. Vinci.


Asquerosos textos de palabras impronunciables que torpemente salen de bocas malditas y maldecidas. Soberbia cuando hace falta y carácter al otro extremo. Fíjate que no estamos hechos de la misma pasta. Cada uno a lo suyo, con lo suyo de uno mismo. Mientras, me pregunto qué carajo. Qué carajo hacen los asquerosos pies que se posan sobre mi nuca y me machacan hasta provocarme la ira incontenida que estaba contenida desde que un día me pregunté el por qué de todo esto. Estúpidos seres que pisan el freno sin poner un punto muerto, ni un marcha atrás, ni un a toda ostia. Joder, eso si que no lo aguanto. Pensar, pensar y pensar. Qué carajo. Maldito don que nos dieron a los humanos. Mentes calculadoras, iros a hacer puñetas. Como decía, mucha soberbia, (con muchas erres), allá a donde vayas. En todos lados, ignorancia de la que yo misma me hago partícipe. Indeterminación. Esa es la maldita palabra. Sin un acento ni una letra más, ni una menos. Somos pesos pesados que nos cuesta arrancar con problemas que creemos que debemos llamarlos así. Mira, pero mira de verdad y dime. Dime si de verdad eso son problemas. Creo que no has mirado bien. Mira más allá de lo que tus ojos puedan ver. Ahora ven y dime. ¿Nos falta algo, verdad? Verás, es que no sobran tantas cosas que no somos conscientes de que la humildad se fue de paseo y desgraciadamente nadie la ha echado de menos. No enfurezcas tanto, no te sientas tan mal, ni culpable, ni tan víctima. No trates de engañarte. Pero eso sí, no seas calculador, deja que tu mente funcione y no seas tan preguntón. Todo lo que se te pase por la cabeza no lo dejes caer, exprímelo. Lucha, pero con conocimiento. No creo que mucha gente mueva un dedo por ti. La gente no es así. Nadie se preocupa de verdad. Nadie viene y te salva de lo que crees que debes salvarte. Por eso digo, estate alerta. Déjate de tonterías y de calentar asientos. Eso no sirve de nada, simplemente es basura que de la que hay que deshacerse. Costará, pero tarde o temprano valdrá la pena. Ah, y eso que tienes ahí en la tripa es un ombligo, sí, cierto. Uno como otro cualquiera. Deja de mirártelo. Al final la gente te lo sabrá agradecer. Más pasión nos hace falta, ¿no crees? Arraigados al pasaje del tiempo. Tiempo que pasa por tus narices y ni te enteras. Espabila. Coge las malditas riendas, míralas, no imponen. Y ahora haz lo que quieras, hazlo con los pies bien plantados. Aquello que uno soñaba y que no quiso, pudo, o no sintió el valor de emprenderlo. ¿Si no es ahora, cuándo? Pero joder, no seas uno más. Uno más que vive su vida porque no le queda otro remedio. Porque es lo que le ha tocado. Vívela como si no hubiera un mañana, como si no contara el tiempo, como si los latidos se revolucionaran, como si metieras la séptima marcha. Tal vez así descubras de qué pasta estamos hechos. 

sábado, 5 de mayo de 2012

Mi sagitario


Perdona este tiempo.
Tiempo que es mejor olvidar.
Olvidar las grietas que se han ido haciendo.
Y que nos han hecho tanto daño.

Quiero sentirte cerca, recuperar el tiempo perdido.
Quiero quererte todos los días de mi vida.
Quiero llorar de alegría y no de tristeza.
Pero quiero hacerlo a tu lado.
Dejar distraído al rencor, Que se vaya de vacaciones.
Quiero ver impregnada en tu carita la alegría que a veces traigo a casa.
Y las veces que no ocurra me hagas reír como tú sólo sabes.
Que tu mirada se funda con la mía y no haya enfado en el camino.
Que nuestras palabras sean amables.
Que el cariño renazca y no tenga problemas en el parto.

Ven y abrázame de tus abrazos.
Déjame refugiarme en tu olor; creo haberlo olvidado.
Déjame sentirme pequeña con tus besos en mi frente.
Tu palpitar en mi tímpano, rebosando felicidad.
Juega, vuelve a la infancia y crea un cuento entre tú y yo.
Y como decía Ana Belén, ven y “mézclate conmigo”.

Quiero disfrutarte y coleccionar instantes.
Y escribir tantas veces sobre ti.

Perdóname. Sangre de mi sangre.
Volvamos a lo que fuimos; esa felicidad inocente.
Mi sagitario, acuérdate de las tres haches.
Y acuérdate de que te necesito.
Con toda “tu”alma.
La mía.

martes, 1 de mayo de 2012

Soñar despierto


Contorno de pieles aquejadas en este murmullo que nos hace pasar la vida. Contorno de circunstancias que circulan durante los días que vinieron a salvar a las palabras. El contorno de su boca. De los besos que se multiplicaron durante décimas de segundo. El contorno del instante que crearon cuando se creyeron ser los héroes del universo. Todo en aquel instante. Él, que tuvo el poder de sus sensaciones, erizando su bello, pensando en ser más justo consigo mismo. Ella, que supo distinguir los días en los que abrazar no fuera en cierto modo algo complicado. Dibujando siluetas sin pensar. Dibujando las veces que se dijeron al oído que todo estaba bien. Fueron aquellos días en los que una pequeña mujer se hizo grande al respirar del mismo aire que su compañero de viaje. Fueron aquellos días en los que Madrid vino a salvar a la distancia. Y el cielo bajó a mojar rostros de finita ilusión. Finita porque sería arrebatada en una estación. El adiós, el abrazo y el beso cargados de infinita impotencia. Así fue como el contorno de esos días en los que fueron amantes se contrajo al tener que perder el aliento en un último beso. Aunque afortunadamente aquellos amantes tendrían la certeza de que les esperaba un mundo de recorrido y de contornos que dibujar. De espaldas que suplir. De manos contra manos. De sudor y calor yaciendo entre los rayos que entrarían por esa ventana. Y así fue como la naturaleza hizo su trabajo al no poner a la certeza y a la duda como compañeras de este guión.  Tan sencillo que no sería necesario escribirlo ni expresarlo, no habría tiempo de sucumbir las leyes del conformismo. Soñarían despiertos y serían únicamente ellos los que tendrían el poder en sus palabras para contar su historia. La historia de dos amantes que se prometieron soñar despiertos por algún tiempo.