-Switch off-

Quiero mojarme, cerrar los ojos y notar cómo se me meten las gotas por dentro de los párpados. Quiero sentir que no le debo nada a nadie,  y que me lo debo a mi misma. Quiero encontrar de alguna manera, las fuerzas que ahora mismo necesito y que no están aquí presentes. No paro de mirar al futuro, de imaginármelo, de hacerme o no ilusiones. No puedo más. Quiero desaparecer, quedarme sin cobertura, sin internet y por qué no, ¿sin vida? Quiero no saber qué está pasando, aunque suene muy egoísta esta idea. Pero es que no puedo más. Quiero dejar de ver todo negro y ver que no hay escapatoria. Quiero dejarme de preocupar por cosas que no me incumben, que incumben a otros, por mucho que esos otros yo les quiera. Quiero avanzar como persona, como lo he estado haciendo hasta ahora y así en un abrir y cerrar de ojos mi camino ha decidido pararse y bloquearse. Quiero continuar ese camino. Necesito descansar, dedicarme algo de tiempo a mí misma, a mis pensamientos, que no son pocos. Quiero mirarme el ombligo por una vez y ver qué es lo que quiero y ver a lo que aspiro. Me gustaría no tener estas ideas tan egoístas porque creo en la humildad como forma de vida y sé que comportándome así estoy faltando el respeto a mis ideales. Pero a veces las mentes de las personas necesitan este cambio. Necesitan evadirse y mirar qué hay en ellas, ver lo malo, lo bueno, lo desagradable y también lo agradable. A veces esta idea tan egoísta no es tal como yo la describo, sino que a es un tanto humilde hacia nuestra persona. Espero no estar equivocada, espero haber tomado la decisión correcta y por lo tanto llevarla a cabo. Espero volver a emprender ese camino en el cual me sitúo hoy por hoy estancada.

Blowin' in the wind

Ganas de volverse loco, de soplar velas que no se apagan, de gritar a los mares lo profundo que puede llegar a ser. Ganas de quedarse sin alma, sin aliento, sin bendición. Ganas de no ser lo que fuimos por miedo a ser lo que somos, de conseguir quemar el fuego y de soplar el viento. Ganas de quedarse mudo de tanto hablar y ciego de tanto ver. Unas ganas terribles de desnudarse y cantar lo incantable, de coger la felicidad y guardarla en la maleta y llevártela contigo a cualquier lugar. Ganas de sonreír por nada y por todo a la vez, sin tener la oportunidad de elegir un por qué. Ganas de romper cristales de plástico y sentenciar la sentencia que falta por dictaminar. Ganas de reírse de la vida y batirse en duelo a ver quién gana la batalla. Ganas de enredarse con las sábanas y quedarse sin respiración de tanto amar al sueño. Son ganas, son inspiraciones, son hechos que marcan una vida, son letras que faltan por juntar para escribir una historia. Una historia en la que tú y yo estamos presentes. Para vivirla.

Somos dueños, te guste o no.

-No hay prisa. No la necesito, ni ella a mí. Nunca nos hemos entendido bien.

- Me parece bien tu elección. Me gusta que la prisa no vaya contigo. Pero a veces hay que tomar una decisión ¿sabes? hay que hacer algo, hay que estar en alerta. No sé si sabes de lo que te hablo…

Hablo del momento en el que la vida no te está esperando. La vida está ahí cuando bajas las escaleras de tu casa, tiras la bolsa de basura al contenedor y empiezas un nuevo día. Esa es tu vida y hay veces que uno tiene que hacerse dueño de su propia vida. Hay veces que hay que tener iniciativa y no dejarse llevar queriendo que otro se ocupe de escribir tu destino. Yo creo en el destino, todos tenemos uno. Pero en cierto modo somos responsables de él. Y eso no tiene por qué ser algo malo; sino todo lo contrario, por que tomar las riendas de tu propia vida te ayuda a enfrentarla con más madurez, a no dejarte pisotear como si fueras una colilla que hay que apagar. Por lo tanto considero que a veces tenemos que dejar las chiquilladas y los cuentos a un lado, porque si no eres tú, ¿quién crees que lo va a hacer?, y en el caso de que hubiera alguien ¿permitirías que manipulara tu destino?... estoy segura de que no. Una cosa es saber todo esto que te cuento, obviamente todo el mundo lo sabe; que si el destino, que si las riendas de tu vida… pero, ¿cómo era eso… lo de aplicarse lo que uno ya sabe? Si… es complicado, demasiado para mi gusto. Pero nada es fácil. El mundo es egoísta, bueno quizás el mundo no porque ha sido creado de manera perfecta. Pero los que sí son egoístas son los seres humanos, incluyéndome yo también por supuesto. Somos seres defectuosos, sin ningún tipo de perfección. Pensamos en nuestro propio beneficio constantemente y de vez en cuando echamos una ojeada a lo que nos rodea… pero eso no es suficiente. Lo que te quiero decir con todo este rollo es que nadie va a venir a salvarte el culo cuando tú tienes la cabeza llena de pájaros esperando… ¿a qué? Creo que lo mejor que uno debe hacer es empezar a construir su vida desde el principio, sin saltarte ni un solo paso. La mejor forma es preguntándose, ¿a quién o qué estoy esperando? Y cuando hayas descubierto qué es lo que quieres en la vida y lo que no… ahí, justo en ese preciso momento habrás escrito la primera frase de ese destino del que te hablaba. Ese será un gran paso. Quizás el más difícil, pero te aseguro que después valdrá la pena haberlo dado.

Te deseo suerte.

"El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que jugamos".

William Shakespeare