Dream as if you´ll live forever. Live as if you´ll die today.

sábado, 5 de marzo de 2011

Decepción.


Soy una persona que me gusta abrir mi corazón a los demás y contarles mis desalientos, mis penas, mis alegrías. Y hace apenas dos días que mi teléfono no ha parado de sonar, ya sea con llamadas o con mensajes. Hace dos días que no han dejado de salir lágrimas de mi interior  y hace dos días que tengo un solo tema de conversación. ¿Cómo una llamada te puede hacer cambiar tanto los planes que tenías? ¿Cómo puede ser posible que con una llamada cambie por completo el afecto amor u opinión que tenías de una persona? Qué triste parece contarlo, ¿no?
Mi madre, mi primo, mis amigos dicen lo mismo. Cambiando el orden de las palabras quizás, pero me transmiten el mismo mensaje. “No vale la pena”. Y yo me pregunto qué es exactamente lo que no vale… ¿No valen mis lágrimas?, ¿no valen las personas que tanto daño me han hecho? o ¿no valen mis comederos de cabeza? Porque por mucho que todo esto no valga, no puedo remediar que cobren sentido. No puedo hacer de tripas corazón y sonreírle a la vida sin tener motivos para hacerlo.
Recuerdo que una vez, una de las veces en las que me despertaba y lo tenía ahí dormidito a mi lado. Yo le despertaba con besos y la primera mueca que él hacía era dedicarme una sonrisa, recuerdo que me prometió la ausencia de dolor… Recuerdo que me prometió la felicidad. Recuerdo que no solo ese día no dejó de prometerme cosas. Recuerdo tantos momentos a su lado, tantas pasiones, tantos desenfrenos, tantas alegrías contagiadas de risa, tanta complicidad. Recuerdo tantas cosas de él que me parece mentira que todo esto se lo haya llevado el viento, así como se lleva mi creencia del amor. Y tras haber recibido tal noticia todo el sentimiento que haya tenido en algún momento ha desaparecido, tanto es así que me alegro que tal sentimiento nunca se hubiera producido en un amor real. Al fin y al cabo no sé si quedarme con algo de él. Una vez me regaló una foto de carnet suya de cuando era pequeño. ¿Quién me iba a decir que ese ser iba a convertirse en esto?, y a lo que me refiero con “esto” es a una persona que te promete, que te ilusiona, que te apoya, que te da amor y lo único que te queda de todo eso es la más tremenda de las decepciones. Pues qué pena, ¿no? Mi madre me ha enseñado qué este tipo de cosas, estas decepciones que uno se lleva en la vida deben servir de enseñanza a uno mismo, deben servir de experiencia, no deben ser odiadas ni mucho menos. Porque a pesar de haber sido yo la tonta, la engañada y la humillada, ellos han sido los cobardes, los causantes de mi dolor. Y Con personas que hacen este tipo de cosas uno debe de pensar “no valen la pena”. Ahora es cuando entiendo tan bien a aquellas personas que no paraban de decirme esa maldita frase.
Y al otro lado está  ella. Alguien que me ha inspirado confianza, que me ha dado el aliento cuando me faltaba, que se ha comportado como tal. Como una amiga. Y en cambio no lo ha demostrado  para nada. Me acuerdo de dos veranos atrás. Ella y otra amiga más rompíamos fronteras, quemábamos nuestras ansias, explotábamos de felicidad. Y todo eso, todos esos momentos han quedado reducidos a decepción y a una grandísima cobardía por su parte. Me da pena tener que deshacerme de alguien que ha sido tan importante para mí. De alguien que me ha hecho ver las cosas objetivas cuando solo en mi había subjetividad. Y me da pena que esto tenga que ser así, cuando yo le he secado infinitas lágrimas de desolación cuando no tenía como apañárselas con la situación familiar que injustamente le había tocado vivir. Ahora solamente hay infinitos mensajes de culpabilidad, de perdón y de ¿sinceridad? No sé qué pensar de ella y de sus mensajes. No sé si debo, puedo o quiero confiar en ella y en sus mensajes. No sé si es lo correcto. Por ahora solo debo dejar pasar el tiempo. Tiempo para asentar cabezas, tiempo para dejar asentar mi dolor y mi decepción. Y una vez pasado el tiempo ya se verá creo yo.
Desde luego que la cosas no volverán nunca a su ser, a ser lo que eran, a los principios. Porque dentro de una escala del dolor, ambos han superado con creces el mayor de los dolores y eso… ¿Cómo se perdona?, ¿cómo se olvida?, ¿cómo se hace borrón y cuenta nueva? Esas son  las preguntas que me toca responderme. Pero lo haré sin la mínima tristeza, porque cómo me dice una gran amiga, nada ni nadie deben hacerme sentir infeliz.
Pues que así sea.

1 comentario:

  1. Yo sé lo que es sentirte la tonta, la engañada y la humillada!Son sentimientos horribles, que sabes que son causados por terceros sin embargo..tu cabeza te culpa por ello.. te hace sentir mal.. tu te has dejado engañar y esos sentimientos son tan fuertes que ni siguiera quieres pensar en el tema, pasa a ser algo personal..Pero sabes se pasa..siempre con el apoyo de tus amigos, familiares se pasa.. el tiempo lo cura todo..y la indiferencia hacia a esas personas que te han hecho daño es lo mejor que puedes hacer!Sólo así podrás olvidar lo ocurrido y seguir tu camino..
    Que vuelvas a confiar en él.. no lo sé.. recuerda quien lo hace una, hace 200 mil veces..siempre es bueno andar con cuidado
    y con ella lo mismo te digo..
    PD: no puede resistirme en comentarte, encontré por casualidad tu blog y me encanto!enhorabuena!

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