Si me paro a pensar, hay muchas cosas que nos alejaron. La distancia, las cenas, las comidas, los cumpleaños, la Nochebuena. Si me paro a pensar, tú ya no me cepillas el pelo ni me maquillas en ocasiones especiales. Si me paro a pensar, yo ya no regojo tu vestido blanco hacia el altar. Si me paro a pensar, no siento tu colonia Carolina Herrera cuando me ahogo con tus pechos cuando me das un fuerte abrazo. Si me paro a pensar, ya no nos sentamos en el sofá y mi madre nos tapa con una manta cuando nos aburrimos de jugar al póker. Si me paro a pensar, todavía me acuerdo de tu pulsera que tenía un delfín y me dejabas ponérmela cuando yo te lo pedía. Si me paro a pensar, ya no dormimos juntas sin quedarnos profundamente dormidas porque queremos saltar de la cama para ir a ver lo que nos ha dejado esta Navidad Papá Noel. Si me paro a pensar, ya no me disfrazas ni me pintas las uñas en Carnaval. Si me paro a pensar, ya no me miras, te miro y empezamos a reírnos porque sí, porque nos da la gana. Si me paro a pensar, ya no te enfadas conmigo y te comportas como si fueras una madre gruñona, ay que ver qué carácter. Si me paro a pensar, ya no me das a probar de tus cafés y sigo poniendo caras agrias de lo malo que puede estar. Si me paro a pensar, ya no sueltas las charlas a mi hermano de “qué vas a hacer con tu vida”. Si me paro a pensar, ya no vienes a mi casa a hacer de niñera cuando mis padres se van de cenas. Ya no me haces esos huevos fritos que estaban especialmente buenos. Ni esos bizcochos con receta de la abuela. Si me paro a pensar, tú ya no eres la mayor ni yo la pequeña. Porque yo ya crecí. Si me paro a pensar, empiezo a no acordarme de cómo era tu rostro. Porque si me paro a pensar, hace mucho tiempo qué dejaste de hacer cosas conmigo. Y las echo y te echo de menos. Así que seguiré pensando en qué puedo hacer para recuperarte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario