Asquerosos textos de palabras
impronunciables que torpemente salen de bocas malditas y maldecidas. Soberbia
cuando hace falta y carácter al otro extremo. Fíjate que no estamos hechos de
la misma pasta. Cada uno a lo suyo, con lo suyo de uno mismo. Mientras, me
pregunto qué carajo. Qué carajo hacen los asquerosos pies que se posan sobre mi
nuca y me machacan hasta provocarme la ira incontenida que estaba contenida
desde que un día me pregunté el por qué de todo esto. Estúpidos seres que pisan
el freno sin poner un punto muerto, ni un marcha atrás, ni un a toda ostia.
Joder, eso si que no lo aguanto. Pensar, pensar y pensar. Qué carajo. Maldito
don que nos dieron a los humanos. Mentes calculadoras, iros a hacer puñetas.
Como decía, mucha soberbia, (con muchas erres), allá a donde vayas. En todos
lados, ignorancia de la que yo misma me hago partícipe. Indeterminación. Esa es
la maldita palabra. Sin un acento ni una letra más, ni una menos. Somos pesos
pesados que nos cuesta arrancar con problemas que creemos que debemos llamarlos
así. Mira, pero mira de verdad y dime. Dime si de verdad eso son problemas.
Creo que no has mirado bien. Mira más allá de lo que tus ojos puedan ver. Ahora
ven y dime. ¿Nos falta algo, verdad? Verás, es que no sobran tantas cosas que
no somos conscientes de que la humildad se fue de paseo y desgraciadamente
nadie la ha echado de menos. No enfurezcas tanto, no te sientas tan mal, ni
culpable, ni tan víctima. No trates de engañarte. Pero eso sí, no seas
calculador, deja que tu mente funcione y no seas tan preguntón. Todo lo que se
te pase por la cabeza no lo dejes caer, exprímelo. Lucha, pero con conocimiento.
No creo que mucha gente mueva un dedo por ti. La gente no es así. Nadie se
preocupa de verdad. Nadie viene y te salva de lo que crees que debes salvarte.
Por eso digo, estate alerta. Déjate de tonterías y de calentar asientos. Eso no
sirve de nada, simplemente es basura que de la que hay que deshacerse. Costará,
pero tarde o temprano valdrá la pena. Ah, y eso que tienes ahí en la tripa es
un ombligo, sí, cierto. Uno como otro cualquiera. Deja de mirártelo. Al final
la gente te lo sabrá agradecer. Más pasión nos hace falta, ¿no crees? Arraigados
al pasaje del tiempo. Tiempo que pasa por tus narices y ni te enteras.
Espabila. Coge las malditas riendas, míralas, no imponen. Y ahora haz lo que
quieras, hazlo con los pies bien plantados. Aquello que uno soñaba y que no
quiso, pudo, o no sintió el valor de emprenderlo. ¿Si no es ahora, cuándo? Pero
joder, no seas uno más. Uno más que vive su vida porque no le queda otro
remedio. Porque es lo que le ha tocado. Vívela como si no hubiera un mañana,
como si no contara el tiempo, como si los latidos se revolucionaran, como si
metieras la séptima marcha. Tal vez así descubras de qué pasta estamos hechos.
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