Dream as if you´ll live forever. Live as if you´ll die today.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Las estaciones de tren sirven para leer.

Aprovecho esta tarde para releer el mejor libro que me hayan podido regalar. Dedico aquí algunos de los 137 poemas que contiene el libro. 


El verano


El verano es el culpable.


Desfilan por agosto cuerpos perfectos
como las obras de ingeniería,
pieles de verdad para tapar otras verdades:
que nosotros es ese lugar
donde no voy a encontrarte.


Por eso me atasco en las piernas de cualquier calle
en las cremalleras tristes de cualquier noche.
Una mano conduce sin frenos
por las autopistas del deseo,
la otra te busca a tientas
en los bolsillos del desencanto.


Quisiera decirte que todos los finales eres tú,
no escribir cien veces un mensaje antes de mandarlo
para acabar diciendo nada,
decirte que estoy cansado
de estrellar mi cuerpo contra tu ausencia
y que del maletero de mi vida
solo quedan cartas de amor sin entregar.


El problema no es que nada sirva.
Lo malo es que cada vez que desnudo un cuerpo
espero respuestas.


El verano es eso, una época en la que
me acostaría con muchas mujeres
pero seguiría queriendo a la misma.


Hay mujeres


Hay mujeres que me gustan para quererlas
otras me gustan para follar
y viajar a París por unas horas entre sus piernas
otras me gustan para hablar de sentimientos o de ropa
otras para verlas reír
otras para abrazarlas
otras para que me escuchen
otras para contarnos cosas grandes.


Pero tú, amor,
tú me gustas para todo.


Las cosas que me separaron de ti


Primero
y como motivo principal
fue nuestros corazones de fruta verde
incapaces de ser masticados.
El frío que hacía a tres manzanas de tu vida.
Mi alegría al compromiso, tu alegría a verte sola.
Mis ganas de saber qué películas
estaban en cartelera bajo otras faldas.
Encontrar sólo el recuerdo del recuerdo
del recuerdo de lo que andábamos buscando.
Lo mucho que nos parecíamos a las parejas
a las que no nos gustaría parecernos.
Nuestra forma de no encontrar la forma
de hacerlo de otra forma.
No querer que me recordaras como un cabrón
por haberte seguido sin amarte.
Pensar que ya solo podemos aspirar
a victorias minúsculas.
Nuestra forma de hacer del amor un deporte de riesgo.


Escribo estas líneas
porque nunca fui del todo justo
cuando te culpé de todo a ti.


Lo normal


Las cosas empezaron bien, nos vimos unos días. Cine mantas, risas, cervezas, maquillando el pasado para parecer más de lo que somos... vamos, lo normal. Así unos días hasta que uno de los dos pidió algo más. Ese fue el punto de ruptura para que el terreno que pisábamos comenzara a desnivelarse. Vinieron entonces los pretextos, los regates, los mensajes a deshora, las llamadas distanciadas en el tiempo... vamos, lo normal. Se empezó a cumplir esa extraña teoría de que el amor son vasos comunicantes donde uno quiere y otro se deja  querer. Al final, con el corazón sin presupuesto, tú te cansaste de perseguir, de no encontrar las llaves que abrían las puertas de mi alma y una buena tarde, después de unas semanas dándote excusas para no verte me enteré de que volabas en otro colchón. Con otro que no era yo y yo, que tantas veces te esquivé, comencé a quererte. Vamos, lo normal.


Fuera de cobertura


Yo no quiero caminar
en dirección contraria a la belleza
ni que en mi mesa se sirva el agua sucia del conformismo
ni quiero reclamarte el desescombro.
Yo no quiero devolverle su oficio a la impaciencia
ni ponerle sordina a los errores.
Yo no quiero quedarme colgado de un mañana ya veremos.
De nada sirve un boomerang que cae
a cuatro metros de tu cuerpo.
Yo no quiero volver a prestarme
a las elecciones de tu boca.
No me hace feliz el escaño de la incertidumbre.
No cuentes conmigo cuando se te pase por la cabeza
la idea de que lo importante
es sentir mucho en lugar de querer bien.
Yo no quiero eso.


Así que, por favor,
no vuelvas a llamarme.


Ojalá estuvieras aquí


Ojalá estuvieras aquí
con esa forma tuya de taparme la boca con un beso
cuando te digo algo que me incomoda.


Ojalá estuviera aquí
dejando trozos de nube por la sala de un museo,
mezclando los temas, dulce y caótica
como una chica de un libro de Cortazar.


Ojalá estuvieras aquí
rompiendo mi colección de desengaños
con tu mirada color carnaval
con ese cuerpo tan bonito que lo único
que le sobran son los botones,
dejando que te agarre la cintura con los ojos,
con tu risa facturando cada duda
convirtiendo mi vida en mirador.


Ojalá estuvieras aquí.


Y ojalá supiera a quién va dirigido este poema.


Anticipación


Dicen que el problema de este mundo es que no vivimos el presente, que siempre nos anticipamos a todo. Eso nos sucedió a ella y a mí. La noche en que la conocí no le dio tiempo a Cupido a disparar porque ya nos habíamos enamorado nada más vernos. Pocos días después nos acostamos por primera vez y a la mañana siguiente, mientras ella se duchaba en mi casa yo ya estaba mandándole un mensaje diciéndole como la echaba de menos, anticipándome de nuevo a la realidad. Durante el año y medio que compartimos constantemente pensamos cual sería el siguiente paso, de nuevo arañando en el futuro y, casi al final, una vez me pidió "algo de tiempo", no resistí y la llamé llorando como un niño antes de que ella lo hiciera. Esa llamada infantil también anticipó su decisión de dejarme porque no respeté su "algo de tiempo". Ahora sufro pensando que ella pronto volará sobre otra piel y ella también se anticipa pensando que no seré capaz de olvidarla. Pero se equivoca. Me anticipé y ya estoy bien.


Propuesta para reducir la ansiedad


¿Y si en lugar de querernos tanto
probamos a querernos bien?


Todo sigue igual


Esta calle es la misma de siempre,
este edificio es el mismo de siempre,
este apartamento es el mismo,
idéntica cocina, ningún cambio en el salón,
los mismos muebles de hace años,
ningún jarrón cambiado de sitio.
Mi habitación es la misma,
la cama sigue igual,
las sábanas tampoco son nuevas.
La almohada es la misma de siempre
y el colchón el mismo
y tú también sigues siendo
la misma mujer de la que me enamoré.
Pero yo no amor, yo ya no soy el mismo.


Marwan

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