Dream as if you´ll live forever. Live as if you´ll die today.

domingo, 2 de octubre de 2011

Hoy es domingo

Hoy es domingo y los domingos me vienen a la cabeza muchas cosas. Dedico este día a la reflexión. Todavía recuerdo cuando hacía alguna escapadita algún que otro fin de semana y me iba a los montes con mi mochila, mis botas de montaña y la mano que entrecruzaba mis dedos con los suyos.

Paseo por las calles recordando e imaginando cosas. Tu delicadeza al haberme querido.  Tu estómago al haber expulsado esas palabras. Duele. Pero me gusta caminar, por lo tanto, camino. Recorro todas las secciones que un día la mente me ayudó a explorar. Buceo por todos los mundos a los que quiero llegar y me doy cuenta de que tu cuerpo sobre el mío no está hecho para pasar tristezas.

Me doy cuenta de que la vida nos trata a todos indistintamente. Me doy cuenta de que soy feliz cuando más daño me hace. Me doy cuenta de muchas cosas que jamás sería capaz de darme cuenta. La ocasión lo merece. Salgo a la calle siendo una persona nueva. Tengo objetivos. Objetivos que me he propuesto cumplir.

Voy a respirar hondo, voy a taparte esta noche. Voy a dormir contigo. Me voy a sentir inmensamente feliz. Tu cuerpo sobre el mío. La piel de dos personas ni a un centímetro de distancia. Duele. Duele saber que esa noche estarás a mi lado, ni a un centímetro de distancia y que cuando me despierte a la mañana siguiente tú ya no estés. Solo veré la marca que tu cuerpo ha dejado en la otra mitad de la cama que yo no he ocupado. Te estaré añorando hasta que mi cuerpo se canse de ti.

Suplico miles de momentos. Suplico que las estrellas sigan estando ahí arriba cuando quiera contarles un secreto. Suplico que en las noches que no te tengo alguien venga a quitarme las lágrimas que ingenuamente he derramado. Suplico que no vuelva a caminar por la calle y alguien de repente me tape los ojos y me bese en la boca. Suplico que la vida me trate con amor. Como el que yo tengo en la recámara.

Su cuerpo me ha dejado una nota. Todavía no la leo. Da miedo imaginar lo que ha podido escribir. Acerco la nota a mi nariz. Huelo su olor. Y cierro los ojos para imaginarme que está sentado ahí justo a mi lado. A mi lado nunca va a estar. Pero me ha dejado una nota. Una nota que acabará por darme la razón.

El dolor me acompañará hasta que cruce la esquina. Luego se marchará y me dejará ir sola. Libre. Ya ha sido suficiente el tiempo que me ha estado acompañando.

Es hora de dejarme volar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario