Dream as if you´ll live forever. Live as if you´ll die today.

viernes, 14 de octubre de 2011

La memoria de mis sábanas

Por las rendijas de mi persiana se avecina un nuevo día. Olor a café y a tostadas recién hechas al abrir la puerta de mi habitación. Peleo para seguir refugiada dentro de mis sueños. Que no se acaben.
Como los paseos que se daban mis abuelos por el parque los días que hacía frío. Infinitos.
Como la sonrisa que aguarda dentro de la boca de un padre al ver caminar por primera vez a su hijo. Infinita.
Como los besos que se dieron una noche dos extraños en una playa y luego se atrevieron a conocerse. Infinitos.
Soñar infinitamente y quedarme ahí. Que no comience un nuevo día. Y cuando ocurra me habré metido en la cama habiendo vivido el mejor día de mi vida. Querré que se quede protegido entre mis sábanas. Pero mientras llega, mi cama sigue siendo mi mejor compañera. Fiel a mí. Y yo fiel a ella. A veces me paro a pensar qué es lo que me da mi cama que no me dan otras cosas. Me llegan a la memoria historias como los sueños que hubiera querido tener. Infinitos.
Porque aunque una vez mi hermano se me tiró encima y quiso despertarme cantándome el cumpleaños feliz.
Porque aunque aquel pijama compartió conmigo mi primera pesadilla.
Porque aunque aquella mesilla guardara los pañuelos que iba a necesitar para llorar bajo esa manta.
Porque aunque me haya desvelado en medio de la noche y haya imaginado seres imposibles dibujados en la pared de mi cuarto.
Porque aunque aquel hombre besó todo mi cuerpo una noche y no fue tarde cuando consiguió hacerme daño.
Porque aunque en mi cama recuerde los mejores momentos en las noches frías de invierno.
Porque aunque cuando me voy de viaje mi colchón es el primero al que echo de menos.

Tú, vida mía. Tú nunca has llenado el vacío que hay cuando me doy la vuelta en mitad de la noche y abrazo inconscientemente a la soledad.

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