Hoy te rindo homenaje. Hoy creo en ti. Te siento cerca, te escucho. Sé que eres feliz, que estás inmensamente tranquilo allá donde te hayas ido. Has dejado muchos huecos aquí, has dejado muchas mejillas mojadas de lágrimas por tu ausencia. Nos has visto crecer a cada uno de nosotros. Y tú que sigues tal cual como te fuiste. Espero que tu mente haya encontrado el camino y esté sana. Ya hace muchos años que te fuiste, yo tan solo era una niña, casi ni me acuerdo. Pero te veo en fotos y parece que te tengo cerca, que puedo escucharte. Sabes, la gente no te ha olvidado. Y cuando me refiero a la “gente” no solo me refiero a tu familia; me refiero a todas aquellas personas que las clavaste, ya fuese por tu carácter, por tú compañerismo, por tu sabiduría… Hay tantas cosas que has dejado en todas estas “gentes”. En mí has dejado un eterno afecto, un eterno amor por ti. Por todos los rincones en los que dejaste tu huella. Si te tuviera aquí mismo, si te pudiera tocar, oler y ver, lo primero que haría sería darte un enorme abrazo, naturalmente se me escaparía alguna lagrimilla, he de decirte que soy de lágrima fácil. Y lo segundo que haría sería pedirte que me cantaras una canción. Por increíble que te parezca, tu voz me recuerda tanto a la de tu hermano. A veces cuando le oigo cantar juraría estar oyéndote. Supongo que eso lo llevaréis en la sangre. Me hubiera gustado compartir momentos a la guitarra los tres juntos… Creo que hubiéramos hecho un buen equipo. Yo no llegué a pasar mucho tiempo a tu lado, es más creo que a esas edades uno ni es consciente de quien tiene a su alrededor. Pero eso no quita que no te eche de menos, que no me acuerde de ti. Me gustaría tenerte cerca. Me gustaría sentirte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario